Teatro de la brevedad 
No dejamos de preguntarnos acerca de la pertinencia de llevar a cabo nuestro Teatro en este presente que nos avasalla, entonces hemos ido procurando simplificar los cuestionamientos, intentando llegar a eso, que quizá un poco ajeno a lo robusto de las teorías sobre lo humano; se halla en la sencillez de un instante de encuentro entre dos personas. 
A veces, un actor y un espectador; otras, dos actores.

De ahí, que creamos ahora en que este Teatro, ha de suceder en el mismo espacio - tiempo que los espectadores, y que quizá, seamos más nosotros quienes necesitamos de ellos cada noche, y que sin que lo sepan, compartirán algo que tal vez, nos costaría hallar sin su compañía.

El Teatro pues, desprovisto de parafernalia, de cualquier elemento que pudiera alejarnos de ese encuentro, breve tal vez, pero que nos modificará, aunque sea por ese instante.
Y no obstante, procurando enriquecerlo a través de esas vías que la escena permite: una música, una imagen, una voz solitaria...

No somos un grupo establecido, sino que nos reunimos cada que una nueva necesidad artística nos hace coincidir. Afortunadamente, esto ha venido sucediendo con una frecuencia que nos mantiene contentos.